De qué forma la confección de ropa hecha a la media ayuda a disminuir el desperdicio colectivo
En un mundo dominado por el ciclo lineal de producción y consumo, la moda es uno de los mayores contribuyentes al desperdicio colectivo. La necesidad de diseñadores, grandes y pequeños, para producir colecciones, temporada tras temporada, ha planteado sin lugar a dudas la pregunta: ¿Cuánto tiempo más puede resistir esto?
La industria emplea a cientos de miles de personas en todo el mundo, sin embargo, la disparidad salarial es evidente. Si bien el movimiento internacional por el comercio justo y la práctica ética mundial son más rotundos que nunca, es evidente que existe un problema estructural en la forma en que interactuamos con la ropa.
“Existe un problema estructural en la forma en que interactuamos con la ropa”
Si bien se podría dar la ilusión de un ciclo de producción robusto, cuando de hecho es un motor de desperdicio, en términos de capital y otros recursos. Sin mencionar que da lugar a la presión constante que existe por consumir, creando así sistemas en torno a eso que fomentan los métodos de venta agresiva, consumo excesivo y derroche imprudente. Además, las empresas y los diseñadores minimizan sus gastos en personal, en calidad y materia prima para compensar las pérdidas potenciales sufridas por esta idea fanática de la producción.
El diseño a la medida, por otro lado, algunos pueden verlo como una prerrogativa de los privilegiados, pero no es así, de hecho es un servicio que la mayoría de los diseñadores emergentes ofrecen ahora. Su esencia misma es producir lo que se necesita, con un mayor control de la cadena de suministro y una relación con los fabricantes y comerciantes del producto. El cliente también obtiene exactamente lo que desea, pero con algunas semanas de tiempo de espera. Pero es justamente en esa aguarda donde radica la gratificación que nos brinda y se encuentra en un futuro sostenible.
“Existe un mejor control de calidad de la mercancía, ya que la enorme inversión de producir múltiples unidades no es motivo de preocupación”
Otro tópico importante es que existe un mejor control de calidad de la mercancía, ya que la enorme inversión de producir múltiples unidades no es motivo de preocupación. De esta manera se preserva mejor el oficio y el talento de los cortadores, sastres y artesanos y se utilizan juiciosamente los recursos disponibles. La prenda inevitablemente dura más cuando se hace con más intención y cuidado.
Colectivamente, de forma en que existe cada vez más conciencia en el impulso hacia la sustentabilidad, la confección de ropa hecha a la medida debe aprovechar esta oportunidad para preservar, proteger y reinventar los paradigmas existentes sobre lo artesanal, calidad y cultura. Después de todo, ese es el papel de la moda, ¿no? El proceso de ropa a la medida comienza con una discusión franca de las necesidades de un cliente, que un sastre o un diseñador satisface estilísticamente. Si bien hay muchas variaciones del modelo que incluyen, sobre pedido, hecho a la medida, semi-personalizado; y es importante recalcar que una prenda verdaderamente hecha a la medida tiene al menos dos etapas de ajuste. El patrón no solo se modifica en el transcurso de esos ajustes, sino que también se hace desde cero. Resaltando que el grado artesanal requerido está muy involucrado, en términos generales.