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Undine: Entre la fantasía y la realidad

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3,2,1 Action!, Brain Fruit, Número 21

Undine: Entre la fantasía y la realidad

Christian Petzold adopta en su último largometraje los simbolismos de un ser mitológico griego para desarrollar la historia de idilio que rebasa los límites entre la fantasía y realidad con un estilo onírico

Christian Petzold es un director y guionista cinematográfico de nacionalidad alemana, los proyectos que desarrolla son catalogados por algunos críticos como thrillers psicológicos en el sentido en el que brinda a sus historias, aparentemente convencionales, una carga de suspenso etéreo que resulta complejo identificar en un primer vistazo. Además, en su filmografía cada metraje contiene simbolismos a través de los cuales busca expresar algún hito relacionado con la historia alemana.

Tal es el caso de Undine (2020), película que aborda la delgada línea entre la fantasía y la realidad. Basada en la existencia de un ser mitológico griego llamado Ondina, una ninfa acuática sin alma que habita en los lagos, que al enamorarse sale de su hábitat, adopta una forma humana y un alma, pero que, al ser traicionada o abandonada por su ser amado, ella está destinada a morir.

Petzold nos muestra al inicio de este filme una de las referencias más claras a este mito, ya que comenzamos conociendo sin ningún antecedente el momento en el que Johanes termina su relación de pareja con la protagonista, Undine. En esta secuencia, Undine le expresa abiertamente a Johanes, “si me dejas tendré que matarte, lo sabes“, y de esta manera, cuál tragedia griega, Petzold comienza la trama de Undine.

“Este filme onírico se basa en el ser mitológico Ondina, una ninfa que habita en los lagos, que al enamorarse sale a la tierra y adopta una forma humana y un alma, pero que al ser abandonada por su amado está destinada a morir”

Undine es una historiadora que trabaja en Berlín explicando a turistas la arquitectura de esta ciudad y la relación que ésta tiene con la historia. El recinto donde labora se encuentra frente al café donde Johanes termina su relación con ella. Sin embargo, cuando regresa a este café en busca de Johanes, se encuentra con Christoph, un buzo que busca acercarse a ella. Derivado de algún movimiento insignificante, cae sobre ellos una pecera enorme con un buzo dentro de ella, derramando el agua sobre ellos y pareciendo sellar así, un encuentro predestinado.

EL IDILIO, EL AGUA Y LA TRAGEDIA

A partir de este hecho el vínculo entre Christoph y Undine crece exponencialmente y desarrollan un idilio amoroso, que lejos de ser representado como un cliché, se presenta como un proceso contemplativo que utiliza como recurso principal el agua. Por una parte, Undine dedica sus días a explicar a turistas la historia de la arquitectura de una ciudad que sienta sus orígenes sobre el agua, y por otra, Christoph labora arreglando turbinas en la profundidad de un lago aledaño a Berlín; El punto de encuentro de los amantes reside en el agua.

Christian
Petzold

Lo que deviene del breve romance es la tragedia, pues como resultado de un accidente, Christoph y Undine son separados. Sin embargo, su conexión rebasa los límites asociados a la vida, permitiendo una última conexión entre los amantes, que nuevamente no es necesariamente un cliché, ya de estos eventos nos son presentados explícitamente.

Desde Yella (2007), Petzold ha hecho del agua un recurso fundamental para su narrativa, pues a través de este componente brinda a sus historias, que en apariencia son convencionales, tintes oníricos y de misterio. El Undine es justamente este elemento el que nos transmite la intensidad de las emociones que resultan de la conexión entre los protagonistas del filme, además de la importancia que este tiene en relación con el mito.

Undine compitió por el Oso de oro en el Festival Internacional de cines de Berlín, fue exhibida en el Festival Internacional de Cine de la UNAM y en la 69 Muestra Internacional de Cine de la Cineteca Nacional. Actualmente en la plataforma de streaming, MUBI, se encuentra una retrospectiva de la filmografía de Christian Petzold, en donde se encuentran películas como Phoenix (2014), Bárbara (2012) y Yella (2007), indispensables para comprender su visión y estilo fantasmagórico.

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