Una obra que cuestiona la complejidad y las profundidades de la subjetividad femenina, más allá de los estereotipos
En el trabajo de Jessica Feldman podemos observar un profundo proceso de cuestionamiento y deconstrucción de la representación del cuerpo femenino, y con ella, se ponen en entredicho los roles sociales que otorgan a las mujeres un papel subordinado frente a los hombres; en el cuerpo de obra que aquí se presenta, son éstas implicaciones de la imágen femenina las que están en tensión con las imágenes emancipatorias que nos propone la artista, especialmente las que construyen socialmente a la mujer no como sujeto autónomo, capaz de accionar y dar curso a su vida en el ámbito de lo público, sino como un objeto de contemplación, bello y dócil, cuyo lugar en el mundo está confinado a la esfera de lo doméstico.
Son innumerables los ejemplos que podemos hallar en la historia del arte universal en los que las mujeres aparecen en calidad de musas sobre las cuales se regodea la fantasía masculina del artista, a través de la cual “crea una mirada, un mundo, y un objeto, y produce así una ilusión cortada a medida del deseo” que utiliza para proyectar en el lienzo sus deseos eróticos y de posesión del cuerpo representado, revistiendolos de metáforas. Este enunciado podemos corroborarlo al observar las múltiples representaciones del relato de “Susana y los viejos”, pasando por los retratos de mujeres taínas de Gaugin, hasta las
“Señoritas de Avignon” de Picasso, son vastísimos los ejemplos de pinturas en las que podemos observar representaciones de cuerpos femeninos desnudos y pasivos, dispuestos para ser admirados y deseados pero no escuchados ni comprendidos, en esta tradición de la pintura, la mujer suele aparecer como una otredad sumisa,opaca y sin motivaciones propias, cuya intimidad está dispuesta para el placer visual de quien mira.
Ahora, si se trata de una representación tan ampliamente difundida como la de la mujer como objeto de consumo, el mensaje es introyectado por hombres y mujeres casi de manera natural y replicado en todos los ámbitos de la vida. Sin embargo hay expresiones creativas que expanden, interpelan y en ocasiones rompen este cánon, particularmente cuando las mujeres artistas toman los pinceles, y desde su experiencia de vivir vidas de mujeres en cuerpos de mujeres, se dan a la tarea de ir más allá de la exterioridad de la representación, al indagar en sus propias inquietudes, placeres y dolores, para imbuir con ellas propuestas que bajo la máxima del feminismo de lo personal es político, parten de su individualidad para apelar a las experiencias compartidas con miles de otras mujeres que habitan la sociedad contemporánea.
ILUSIÓN DE UNA BARRERA ENTRE EL ESPECTADOR Y LAS MUJERES QUE HABITAN EL ESPACIO PICTÓRICO
En las pinturas de esta distinguida artista podemos apreciar figuras femeninas desnudas ocultas detrás de patrones geométricos en alto contraste de estilo Op Art, que al combinarse generan una colisión entre las formas orgánicas de los cuerpos y las rígidas estructuras que se les sobreponen y las contienen. Los círculos, óvalos, y líneas en primer plano, generan un efecto visual de tridimensionalidad, creando la ilusión de una barrera entre el espectador y las mujeres que habitan el espacio pictórico. Es así que la artista alude a los múltiples cautiverios vividos por las mujeres de diversas clases sociales y contextos, que en sus roles de madres, esposas, hijas y amantes, ven desdibujada su identidad y mermadas sus posibilidades de alzar la voz, hacerse valer y realizarse individualmente en la esfera pública.
Lo anterior se ve reforzado por las posiciones corporales de estas mujeres, que aluden a diferentes actitudes para encarar las injusticias: algunas de ellas se recogen en sí mismas, a la defensiva, como si protegieran su cuerpo y sus emociones de las miradas intrusas del espectador, otras aparecen distantes, como si estuvieran inmersas en su propias reflexiones, abstraídas de lo que pasa a su alrededor, mientras algunas más le dan la espalda al espectador, despreocupadas de la presencia y la opinión de otros, su actitud en estos casos es de apertura y autoafirmación, más allá de las barreras, más en todos los casos, las mujeres representadas reclaman su derecho a la libertad, a la autodeterminación y a vivir exentas de cualquier tipo de violencias.
“En todos los casos, las mujeres representadas reclaman su derecho a la libertad, a la autodeterminación y a vivir exentas de cualquier tipo de violencia”
La obra de Jessica Feldman nos invita a trascender las barreras ya sean estas sociales, psicológicas o culturales, que nos limitan como mujeres habitantes de una sociedad que tiende a categorizar y encasillar a todas las personas en patrones binarios y opuestos entre lo femenino y lo masculino, el dentro y el afuera, la intimidad y lo público, lo pasivo y lo activo, lo bueno y lo malo, y nos hace ver que estas categorías son mucho más porosas y mutables de lo que parece a simple vista, por lo que en su obra genera interacciones que nos hacen ver más allá de las primeras impresiones, para dejarnos conmover por la complejidad y las profundidades de la subjetividad femenina, más allá de los estereotipos.
JUEGOS ÓPTICOS QUE REQUIEREN QUE EL ESPECTADOR ABANDONE LA PASIVIDAD Y CAMBIE DE POSICIÓN FRENTE A LA OBRA
La artista logra sumergirnos en su universo y nos conduce a reflexionar tanto en las opresiones de otros que presenciamos y perpetuamos cotidianamente y ante las cuales nos mantenemos indiferentes, como en las que experimentamos en carne propia. La artista logra cautivar al espectador al establecer una relación de cercanía e intimidad al invitarlo a tocar e interactuar con algunas de las obras, que al ser puestas en movimiento revelan las capas ocultas de su significado, haciendo alusión con este gesto a la necesidad de acercarnos a las otras personas, implicarnos en sus historias para poder así establecer lazos empáticos que nos permitan conocer sus fantasmas, sus dolores, sus dudas, sus afectos y sus deseos.
Jessica logra materializar ese imaginario llamado energía en sutiles conexiones de materiales, logrando con ello universos vibrantes dentro del espacio contenido en su obra.
La turbulencia óptica generada en sus trabajos cinéticos demuestra su habilidad para manipular conceptos tan abstractos como la energía y la materia combinados con imágenes figurativas logrando traducirlos en un lenguaje plástico de enorme calidad. La muestra está integrada por 20 piezas, pinturas en óleo de medio formato sobre lienzo, madera o acrílico y obras tridimensionales utilizando pvc, madera, espejos y alambres.
