Una revisión sobre la cuarta revolución industrial y el big data.
Una revolución industrial se refiere a cuando un avance tecnológico es tan importante que transforma no sólo los procesos de manufactura de la época, sino los comportamientos de la sociedad en general. La primera revolución se caracterizó por la mecanización de los procesos, usando el poder del vapor. La segunda, por la producción en masa, impulsada por la electricidad. En la tercera empezó el auge de la automatización, tanto por sistemas electrónicos como por la entrada de lo sistemas computaciones y de tecnologías de la información.
La cuarta, y que estamos viviendo en estos momentos, se enfoca en las conexiones, una convergencia entre innovaciones digitales, biológicas y físicas.
Entre las tecnologías que han emergido por la revolución industrial número cuatro, se encuentran la inteligencia artificial, las criptomonedas, realidad virtual, la biotecnología y nuevas tecnologías computacionales. Entre éstas últimas, se encuentra el manejo del big data, que es la administración, gestión, y aprovechamiento de toda la información disponible sobre una persona o una cosa en internet.
Lo interesante es en realidad a lo que “toda la información” se refiere. Prácticamente cada clic que hacemos en un dispositivo conectado a la red es registrado, de una u otra manera, para formar parte del big data. Continuamente es recopilado y utilizado por las compañías para aumentar las ventas, mejorar el servicio e incluso predecir el consumo. Seguramente le ha pasado que tan solo mencionar casualmente un interés, hace que como por arte de magia nos empiece a aparecer publicidad relacionada. Esta magia es el análisis de big data que, con la abrumadora cantidad de información que le suministramos, puede filtrarla, adaptarla y finalmente mostrárnosla como estímulo al consumo.
Entre las tecnologias que han emergido por la revolución industrial numero cuatro, se encuentran las criptomonedas
Pero no todo se trata de publicidad. En medicina, el aprovechamiento de los historiales médicos en internet se podría anticipar o incluso predecir el surgimiento de alguna enfermedad. Conocer los síntomas de los pacientes de una población podría incluso alertar a las farmacéuticas de un posible desabasto de medicamentos. Big data en política podría combinar listas de votantes registrados, simpatizantes, donantes y potenciales voluntarios para movilizar acciones para impactar la campaña. Al combinar conjuntos de datos climáticos en una región geográfica, la predicción del clima y el monitoreo del clima se volverían más precisos.
En fin, la lista de aplicaciones potenciales o actuales del big data crece más día con día. Ya sea voluntariamente, o a través de aceptación de ‘términos y condiciones’ que generalmente no leemos, todos contribuimos a que el súper cúmulo del internet crezca más y más. Nos guste o no, toda nuestra información está conectada, así que hay que ser cuidadosos sobre con qué alimentamos a este monstruo llamado big data.