El conteo de calorías no tiene ninguna consecuencia positiva en nuestra relación con la comida, debido a que todos somos diferentes y con diversas necesidades
Desde que estaba en la licenciatura, en el año
de 2008, nunca lograba satisfacerme el tema del conteo de calorías en mis
clases, nos hacían exámenes muy rigurosos que más que de nutrición, parecían de
contabilidad. De hecho recuerdo que eran similares a los balances que nos
enseñaban en las clases de contaduría. Dentro de mí, algo me decía que una
persona no podía tratarse igual que las finanzas de una empresa. Sabía que
faltaba algo más, principalmente que teníamos que tomar en cuenta muchísimos
más factores en el bienestar de alguien y no solamente controlar las calorías
que come.
Quiero mencionar que no fue
lo único que me enseñaron en toda la carrera, pero definitivamente nos
esforzábamos demasiado en ese tema. En algunas de nuestras clases y en varios
semestres, había un enfoque bastante acentuado en el conteo de calorías, desde
luego eso me hacía pensar que era de las partes más importantes de la consulta.
Incluso en algún momento llegué a agobiarme tanto porque no cuadraran estos
balances que creí que no sería una buena nutrióloga.
“Intento ser una nutrióloga más real, poniendo los pies en la tierra, empatizando con mis pacientes y pensando en lo que realmente necesitan”
Con el tiempo fui haciéndome dueña de mi práctica y consulta, empecé a desviarme un poco de ese conteo. Comencé a tomar más en cuenta otras áreas de mis pacientes: su profesión, economía, preferencias, tiempo libre, cultura, creencias, genética, hábitos actuales, entre otras cosas… Sé que mi práctica no es la que la mayoría de las nutriólogas hacen y que aún hay muchos pacientes resistentes hacia esto, pero no voy a dar vuelta atrás. Aunque la gente siga requiriendo que les cuente sus calorías rigurosamente, no voy a ceder (aunque sea lo más comercial o vendible incluso) yo ya no soy esa nutrióloga, ahora soy una nutrióloga más libre.
Intento ser más real, poniendo los pies en la tierra, empatizando con mis pacientes y pensando en lo que realmente necesitan. No es humanamente posible vivir contando calorías seamos sinceros. Y además, si yo no cuento calorías para mi misma ¿Por qué habría de contar calorías para ell@s? o ¿Por qué habría de motivar a mis pacientes a que cuenten sus calorías si yo sé de antemano que eso no les va a traer paz a su vida? Y que desde luego es la forma menos óptima para lograr que alguien se adhiera a una alimentación correcta.
Sintiéndome más libre yo, es como estoy ayudando a mis pacientes a sentirse más libres . Este camino de la nutrición es una búsqueda de libertad, no una opresión de la misma.