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CHAMPAGNE, DALE A TU BOCA UNA FIESTA DE SENSACIONES

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Número 31, Top Experience

CHAMPAGNE, DALE A TU BOCA UNA FIESTA DE SENSACIONES

CUANDO SE HABLA DE LUJO Y BEBIDAS, EL CHAMPAGNE SIEMPRE OCUPA UN LUGAR DESTACADO ENTRE LOS CONSUMIDORES DEL MUNDO ENTERO

La efervescencia del champagne al ser servido, seguido por el suave ascenso de sus burbujas en la copa. Al llegar al paladar, esas burbujas acarician con suavidad proporcionando una sensación única. Son estos pequeños detalles los que hacen del champagne un símbolo de celebración. Brindar con él no es solo un acto de lujo, sino una pausa en el tiempo para saborear los momentos que añaden alegría a nuestra vida cotidiana.

Cuando se habla de lujo y bebidas, el champagne siempre ocupa un lugar destacado entre los consumidores del mundo entero. Como todo objeto de lujo, el champagne es fruto de una elaboración meticulosa, donde cada detalle es cuidadosamente trabajado. Cada sorbo es una experiencia que refleja ese savoir-faire, convirtiendo el acto de beberlo en algo refinado y exclusivo.

“CADA SORBO ES UNA EXPERIENCIA QUE REFLEJA ESE SAVOIR-FAIRE, CONVIRTIENDO EL ACTO DE BEBERLO EN ALGO REFINADO Y EXCLUSIVO”

CÓMO DISTINGUIR UN BUEN CHAMPAGNE

A la vista, un buen champagne se distingue por su claridad, su brillo y sus burbujas, que suben de manera elegante y constante, formando un delicado “rosario” que culmina en una fina corona en la superficie de la copa. En el aroma, predominan notas frescas de cítricos y manzana, combinadas con toques de pan recién horneado y mantequilla, evocando el aroma de un brioche al salir del horno. También se pueden percibir matices de frutos secos como almendras, avellanas y nueces. En boca, el champagne es una fiesta de sensaciones: su estructura equilibrada entre acidez, alcohol y cuerpo, junto a la vivacidad de las burbujas, lo hacen divertido y elegante a la vez.

PIPER-HEIDSIECK 

El lujo siempre tiene detrás una historia, y el champagne no es la excepción. Uno de los champagnes que más aprecio es Piper-Heidsieck, cuya historia comienza en 1785, cuando Florens-Louis Heidsieck, un fabricante de textiles de origen alemán, se enamoró no solo de la región de la Champaña, sino también de una mujer. Así nació un legado que llegó hasta la reina María Antonieta, su primera gran embajadora, y más tarde, a Marilyn Monroe, quien confesaba que dormía con unas gotas de Chanel No. 5 y despertaba con una copa de Piper-Heidsieck. Este champagne también ha inspirado a grandes artistas y artesanos como Christian Louboutin quien creó un zapato para beberlo y el diseñador Jean-Paul Gaultier, que le diseñó un “vestido” de piel roja en su segundo centenario.

“EN BOCA, EL CHAMPAGNE ES UNA FIESTA DE SENSACIONES: SU ESTRUCTURA EQUILIBRADA ENTRE ACIDEZ, ALCOHOL Y CUERPO, JUNTO A LA VIVACIDAD DE LAS BURBUJAS, LO HACEN DIVERTIDO Y ELEGANTE A LA VEZ”

EL APERITIVO IDEAL O LA CONCLUSIÓN PERFECTA DE UN BANQUETE

El champagne es ideal como aperitivo, pero también puede ser la conclusión perfecta de un banquete. Se puede disfrutar solo o maridarlo con platos como langosta con mantequilla, pavo con salsa de naranja y comida mexicana como el mole poblano. Y si hablamos de postres, acompaña maravillosamente una panacota con salsa de cítricos o una tartaleta de duraznos. Además, obviamente, de ser la bebida por excelencia para brindar. 

Permita que el champagne acompañe siempre sus momentos especiales. Celebre con el más refinado de los vinos y haga de cada brindis un homenaje al lujo.

Caten mucho y beban poco. @Ginasommelier.

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